Esta
semana ha sido muy fría, casi casi como la temperatura de mi corazón en los últimos
meses. En ocasiones, quisiera volver a recordar el porqué me volví tan así: tan
bipolar, cariñosa, dramática y lo peor, tan enamoradiza.
He pasado por tantas experiencias en
el “amor” como han sido: enamorarme de mi mejor amigo, del vecino, de mi
instructor de zumba, de un gay y de hasta un niño que se ponía a plancharme el
cabello; eso era raro, generalmente lo más femenino que hace un niño por ti es: sabrozearse a Megan Fox cada vez que la
ven en imagen o película.
Estos días fueron tan extraños como película
de los 50´s del “Santo contra las vampiresas”. Desde, que un niño me invitara a
salir, le dijera que no y a los 20 segundos verlo con otra chava. Solamente
surge en mí una sonrisa al recordar a gente, que hace de su vida un cacahuate
cuando se trata de amor. Saben, eso no es nuevo para mí, de hecho me identifico
con ellos y por la misma razón, los bateo.
Siempre he pensado, que el amor no fue
hecho para mí. Me es muy difícil amar a quien me ama, ya que siempre he tenido
una idea algo tonta de querer permanecer con un corazón "fuerte" y la nariz fría. No nací para
que me hagan de chivo los tamales, sino para yo preparárlos. Quizá, en un
futuro, pueda saber exactamente lo que quiero. Aunque es poco probable, que algún
día me comporte en el amor como final de novela del 13 en viernes.
Últimamente, gracias a dios, he aprendido a distinguir entre qué y que niños de mi lista son aptos para ser mi sapo azul.
Mi papá ha querido sentarse a platicar conmigo… ¿como si fuese sencillo hablar
con su hija de hombre a hombre? ¡Bah! Solamente pude responderle: En verdad
quieres hablar conmigo. Su respuesta fue, una simple media vuelta.
En esta temporada del año es cuando más
necesitó un abrazo de ese novio imaginario. También, es cuando más surgen en mí
esas preguntas existenciales tipo Jaime Mausan. Torpemente, es cuando sé que
necesito que alguien venga y diga: ¿Tienes frío no? ¿Ya no sabes cómo se siente
el amor? y con una cachetada guajolotera me
haga entrar en razón.
En ocasiones se me dificulta más que
examen de matemáticas en lunes a primera hora, el simple hecho de querer a
alguien y distinguir la manera en que lo hago.
En estas noches frías, donde el invierno
se hace huésped en mi corazón comprendí que, no todo es lo que parece y que por
más que desee, el frío es mi más cálido acompañante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario